ANTENAS CELULARES:

VECINOS DE LA CONTAMINACION


La masificación de la telefonía móvil ha incentivado a las compañías de estos servicios a aumentar su radio de cobertura, sin embargo las empresas telefónicas no miden las consecuencias de instalar estas inmensas estructuras en barrios céntricos y residenciales, causando emisiones de radiación nocivas para la salud.

Por N.C.R.


Es innegable referirse a las instalaciones indiscriminadas de antenas celulares que hoy existen en nuestro país, sin dejar de mencionar el elevado número de aparatos de telefonía móvil que una vez caducado su periodo de vida útil pasa a ser parte de residuos altamente peligrosos. Esto debido a la gran explosión de venta de estos equipos en los últimos años. Según datos de la subsecretaria de comunicaciones Subtel, a fines del año 2004 en nuestro país existían alrededor de nueve millones de usuarios.


Temor, ese es el sentimiento que inunda a algunos de los habitantes que residen cercanos a las instalaciones de una antena de celular, ya sea por su inmensa estructura o por las constantes irradiaciones de la invisible energía electromagnética. Sin embargo este sentimiento no es de gran importancia para muchos, pues, ya sea por falta de información, no saben los posibles daños que causan estas gigantescas y electrizantes antenas.


Muchas veces a lo largo de nuestra rutina, nos hemos percatado de la presencia de antenas radioeléctricas en nuestro camino. No obstante, es tanto el ajetreo y las responsabilidades que llevamos en nuestras mentes que carecemos del análisis de cómo afectan estas macro estructuras en el medioambiente e incluso en nuestro bienestar.
Si bien la población no ha tomado seria conciencia de los efectos negativos que pueden emitir este tipo de radiación, muchos estudios apuntan a que esta contaminación puede llegar a provocar efectos nefastos en la salud, como alteraciones en el sistema nervioso central y ciertos tipos de cáncer.



Contaminación invisible

La denominada contaminación electromagnética es la consecuencia directa del desarrollo tecnológico masivo y la sociedad de consumo, son radiaciones invisibles al ojo humano pero indudablemente puede ser detectada por equipos de medición. Las emisiones radioeléctricas actúan en la población después de un denominado periodo de latencia, que puede durar varios años. Hasta el día de hoy en las poblaciones o sectores donde se hacen las instalaciones no se han detectado individuos afectados, pues este tipo de contaminación recién esta abordando los campos investigativos.


De acuerdo a los estudios realizados por facultativos del laboratorio de Endocrinología experimental y patología ambiental del instituto de ciencias biomédicas de la Facultad de medicina de la universidad de Chile en la Universidad de Wisconsin, se describe que entre las consecuencias de la radiación electromagnética se puede dar cuadros médicos como la Alzheimer, alergias, alteraciones cardiacas y endocrinas e incluso aumento en la incidencias de aborto, entre otras. Si bien en nuestro país no existen investigaciones al respecto, estos estudios, desarrollados en California, confirmaron la relación entre radiación electromagnética y la aparición de enfermedades como leucemia, cáncer de mama, cáncer cerebral y depresiones severas con desenlaces nefastos.



Las radiaciones electromagnéticas entonces, sí son un grave factor de riesgo para la salud de las personas y el medio que le rodea, y estos daños responden a una relación directa a la cantidad de radiación emitida. En nuestro país aun no existe una normativa que regule la exposición a esta contaminación, la carencia de estas prescripciones están presentes incluso en las políticas de salud publica.



Normativa para pocos.

La única normativa vigente en Chile es de la Subtel que data del año 2000 y se centra en dictar una norma técnica sobre "requisitos de seguridad", ausentándose de ésta la medición y control de las emisiones electromagnéticas producidas en el entorno. Es decir hoy en nuestro país sólo se regula las instalaciones de antenas celulares en algún sector de nuestras ciudades, además se indica que es responsabilidad de los departamentos de obras de las municipalidades la aprobación de estas antenas, sin embargo este organismo sólo se fija en aspectos técnicos como el lugar de instalación. En el mejor de los casos la dirección de obras pude impedir u objetar el sector escogido por la empresa, pero no más allá de eso.
Teniendo en consideración estos elementos cabe destacar que recientemente en el congreso el parlamentario Antonio Horvath, presidente de la Comisión de medio ambiente afirmo la instancia de aprobar la idea de legislar un proyecto sobre prevención de este tipo de contaminación, en la cual se modificara la ley de bases general del medioambiente. El Senador apuntara directamente hacia la obligatoriedad de una evaluación de impacto ambiental a las antenas de transmisión de celulares.
Sumado a las iniciativas de la denominada bancada verde del parlamento, existen grupos y organizaciones sociales que se han unido entorno a la lucha contra la contaminación electromagnética. Entre las exigencias de estos grupos destaca la consagración del principio de prevención contemplado en la declaración de río sobre el medio ambiente y desarrollo adoptada por la ONU en junio de 1992.
A pesar de todos los esfuerzos internacionales y de Organizaciones no gubernamentales, el poder legislativo de nuestro país aun no es capaz de desarrollar una tarea conjunta con el gobierno central para parar la proliferación de estas antenas en sectores altamente urbanizados y con altas concentraciones de población.

Con fecha en el calendario


Tan fuerte es el impacto de estas instalaciones al borde de los caminos e incluso en colegios y patios caseros que esta resguardada contaminación tiene fecha en el calendario y no precisamente es para celebrarla sino para repudiar la acción de las empresas y transnacionales de las comunicaciones que provocan daños sanitarios e incluso estéticos a las comunidades.
Es el 24 de junio el día internacional contra la contaminación electromagnética, y sin duda las principales manifestaciones en torno al tema se basan en la creación de nuevas normativas legales, exigir el interés de los estados en generar políticas al respecto aportando fondos para realizar investigaciones y el desarrollo de programas de salud pública.
Ciertamente nos encontramos en el auge de la era tecnológica y de las comunicaciones, donde ninguna persona quiere sentirse excluido ni obsoleto ante tantas novedades del mundo moderno, sin embargo esta sociedad de consumo ha ido generando una enorme cantidad de residuos tecnológicos y a la vez causando el peligro invisible de las radiaciones. Aun cuando este escenario sea difícil de cambiar, existe la necesidad de forjar mejoras en las políticas medioambientales de nuestro país, con el fin de salvaguardar nuestro entorno y las generaciones futuras para que sean libres de alteraciones causadas por el interés de los hombres y sus grandes empresas transnacionales..

Fecha: 17 de agosto 2007